Atención Psicológica.
  La hipnosis como herramienta en la terapia cognitivo conductual
 

La hipnosis como herramienta en la terapia cognitivo conductual



Existe un proceso de desesperanza que lleva al paciente a pedir terapia. En ese proceso, el paciente se da cuenta de que, pese a todos los esfuerzos que está haciendo no consigue salir del problema que tiene y que necesita pedir ayuda a un experto. En este proceso de sentir la desesperanza las soluciones que no exigen esfuerzo, como la hipnosis, tienen un atractivo especial para el paciente, porque se siente incapaz de hacer nada por sí mismo para solucionar su problema.

Sin embargo, la hipnosis no es una terapia, es solamente una ayuda o herramienta auxiliar, en todas las terapias, incluida la terapia cognitivo conductual (ver por ejemplo, Bryant, Moulds, Guthrie & Nixon; 2005 y los trabajos de Capafons). Desde una perspectiva clínica, la hipnosis puede ser considerada como el grupo de técnicas que utilizan formal y deliberadamente la sugestión para provocar cambios en la conducta de los individuos (Tortosa, González Ordí y Miguel Tobal, 1999). Cambios que se han de enmarcar dentro de la perspectiva que puede proporcionar una terapia cognitivo conductual.  

La base fundamental de la hipnosis es la sugestión, en realidad, la hipnosis consiste en las respuestas que da el hipnotizado a las sugestiones del hipnotizador (Holroid, 2003). En el proceso hipnótico, el paciente sigue las sugestiones que se le dan, dejando en manos del hipnotizador el control total de su conducta.

En la terapia cognitivo conductual hacemos indicaciones que podrían considerarse como sugestiones constantemente. Sugerimos a nuestros pacientes, por ejemplo, que cambien determinada forma de comportarse. Para ello empleamos la sugestión directa o metáforas y sugestiones indirectas.

De acuerdo con los últimos avances de la terapia cognitivo conductual, por ejemplo la terapia de aceptación y compromiso, no es adecuado que el paciente siga ciegamente lo que las reglas que plantea el terapeuta. Lo ideal es que él mismo descubra que las consecuencias de comportarse así. Por eso, lo que se le pide siempre que compruebe las consecuencias de los cambios sugeridos.

Aunque seguir las sugestiones hipnóticamente no es un método adecuado en la terapia cognitivo conductual; sin embargo, en la hipnosis hay un proceso en el que el paciente abandona el control consciente de su conducta y la terapia de aceptación y compromiso pretende que se dejen de intentar controlar procesos que no son controlables, por ejemplo la ansiedad, el sueño, etc. El abandono del control es un proceso interesante para la terapia cognitivo conductual, no para dejarlo en manos del terapeuta, sino para dejar que actúen los procesos automáticos del propio paciente.

Por eso, tiene interés especial la autohipnosis, es decir, el proceso por el cual se reúnen en la misma persona los dos papeles: hipnotizado e hipnotizador. En ese proceso la persona tiene total control sobre lo que quiere hacer, pero lo ejecuta de tal manera que tiene la sensación de no hacerlo de forma voluntaria.

 

Características de la hipnosis. Hechos y mitos
 


Pese a todos los estudios realizados sobre la hipnosis, sigue sin haber acuerdo sobre qué es la hipnosis, a pesar de los esfuerzos de la American Psychological Association para establecer un consenso. (APA, 1999; 2003).

Parece existir una tendencia hacia la superación de la clásica controversia entre teóricos del estado (aquellos que afirman que la hipnosis se da en un estado especial de conciencia) y teóricos del no estado (que afirman todo se reduce al fenómeno de la sugestión), aproximando estas posturas bajo la concepción de la hipnosis como un conjunto de procedimientos que potencian ciertas capacidades preexistentes en los individuos (Tortosa y otros, 1999).

Actualmente existe un consenso en que las personas toman el rol social de persona hipnotizada siguiendo las conductas que creen que hacen las personas hipnotizadas. No lo hacen voluntariamente, sino que siguen el rol que creen que debe ser (Lynn y Kirsh, 2004).

Podemos citar la definición de la British Psychological Society (2001) como punto de partida y para tener una idea general de en qué consiste:

“El término hipnosis denota una interacción entre una persona, el hipnotizador, y otra persona o personas, el sujeto o los sujetos. En esta interacción el hipnotizador intenta influir en las percepciones, sentimientos, pensamientos y conductas de los sujetos pidiéndoles que se concentren en ideas e imágenes que evoquen los efectos deseados. Las comunicaciones verbales que el hipnotizador utiliza para alcanzar estos efectos se llaman sugestiones. Las sugestiones se diferencian de otras clases de instrucciones cotidianas en que implican que el sujeto experimenta la respuesta que sigue la sugestión con éxito como involuntaria y sin esfuerzo. Los sujetos pueden aprender a utilizar la hipnosis por sí mismos en la autohipnosis”.

La hipnosis se da en una interacción entre dos personas con la característica de que una de las personas, el hipnotizado, deja el control de sus procesos cognitivos, afectivos y conductuales a otra persona, el hipnotizador. El abandono del control es totalmente voluntario y puede ser retomado por el hipnotizado en cualquier momento.

Entre los procesos de los que se abandona el control están:

La atención. El hipnotizador dirige la atención del hipnotizado, quien deja de preocuparse por otros estímulos que no sean los que le indica el hipnotizador, sean estos estímulos reales o imaginarios; hasta tal punto que el hipnotizador llega a ser el único vínculo del sujeto con el mundo exterior.

El control de la conducta voluntaria. De acuerdo con el grado en el que cooperan, los sujetos abandonan el control dejándolo al hipnotizador, en el sentido de que hacen cualquier cosa que el hipnotizador le diga que haga y que se encuentra incapaz de hacer lo que el hipnotizador le diga que no puede hacer (siempre con la decisión libre de cooperar).

Quizás el efecto más profundo de la hipnosis es el sentimiento de que tus acciones te están ocurriendo, más que las estás haciendo (Lynn, Rhue, y Weekes, 1990).

El hipnotismo no es un procedimiento que sea aplicado por un operador externo, sino que es una respuesta interna que un sujeto da. Esta respuesta depende del grado de estimulación que se haya dado a la imaginación del sujeto Yeates (2002).

Hechos y mitos sobre la hipnosis

El hecho de que la hipnosis se utilice como espectáculo ha hecho que surjan en su concepto una serie de mitos que hay que desmontar.

Mitos que hay que derribar

A continuación se listan una serie de conocimientos científicos que se tienen sobre la hipnosis. Están sacados de (Lynn y Kisrch, 2004):

  1. La habilidad para experimentar los fenómenos hipnóticos no indica credulidad o debilidad mental;
  2. La hipnosis no está relacionada con el sueño. Existe la hipnosis despierta en la que el profesos Capafons es uno de los investigadores más activos en la actualidad.
  3. La sugestionabilidad hipnótica depende más del esfuerzo y de la habilidad del sujeto que de las habilidades del hipnotizador;
  4. Las personas retienen la capacidad de controlar sus conductas durante la hipnosis, son conscientes de su alrededor y pueden observar los sucesos que ocurren fuera del marco de las sugestiones;
  5. La amnesia espontánea posthipnótica es relativamente poco frecuente;
  6. Se puede responder a las sugestiones con y sin hipnosis, y la función de una inducción hipnótica es meramente la de incrementar la sugestionabilidad, aunque muy sucintamente;
  7. La hipnosis no es un procedimiento peligroso cuando la practican clínicos e investigadores cualificados;
  8. La mayoría de los sujetos hipnotizados no están simulando ni simplemente acatando (complying) las sugestiones;
  9. La hipnosis no incrementa la precisión de la memoria, sino que por el contrario provoca falsos recuerdos; y,
  10. La hipnosis no fomenta que se re-experimenten, de forma literal, los sucesos de la infancia.

Mitos existentes sobre la hipnosis y los hechos reales que los contradicen (APA, 2007)

Mitos FALSOS Hechos CIERTOS
La persona hipnotizada quedará bajo el control del hipnotizador, que le puede obligar a decir o a hacer cualquier cosa que desee. Independientemente de lo profundamente que esté hipnotizado la persona no pierde el control en ningún momento de la sesión.
La hipnosis es algo que se le hace a la gente, mas que algo que uno se pueda hacerse a sí mismo. La hipnosis es una habilidad que se aprende. Es una herramienta que cada uno puede usar para sentirse mejor.
La gente puede quedar atrapada en un estado de hipnosis y no puede salir de él cuando quiera. La persona puede finalizar la hipnosis cuando quiera y salir del estado hipnótico a voluntad.
La persona tiene que ser muy hipnotizable o sugestionable para que la hipnosis funcione. Las investigaciones indican que la gran mayoría de las personas se pueden beneficiar de la hipnosis. Más aún, ser hipnotizable o elegir responder a las sugestiones que se le hagan significa solamente que se tiene la habilidad de utilizar la hipnosis en su beneficio. No significa en absoluto ser débil o crédulo.
Durante la hipnosis la persona está inconsciente.

Durante la hipnosis la persona no está dormida ni inconsciente. Aunque se puede sentir muy relajada, está activamente participando en la sesión de hipnosis.

La inducción de la hipnosis

El objetivo de la hipnosis es que el sujeto siga las sugestiones que hace el hipnotizador. Para ello se inicia la sesión con una introducción en la que se hace creer al sujeto que está ya siguiéndolas, es la etapa de inducción.

Típicamente consiste en una serie de sugestiones que llevan a los sujetos a relajarse y a centrarse en sus experiencias internas, es decir, sus pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones (British Psychological Society, 2001). Una inducción es una interacción entre dos personas en la que la atención del hipnotizado se va enfocando de forma dirigida de tal forma que la persona queda absorta en los detalles de su experiencia. El foco de su atención puede ser muy amplio, borroso, fijándose en múltiples elementos, etc. la dirección en la que se dirige la atención puede ser incluso en la dirección de no saber o no tener dirección (Teleska y Roffman, 2004).

Las respuestas a las sugestiones se aprenden (Cangas y Pérez, 1997). En concreto, la respuesta a las sugestiones se incrementa cuando al sujeto le hacen creer que ya responde a ellas, por ejemplo, haciéndole creer que ve cambiar el color de una habitación debido a la sugestión, cuando en realidad cambia realmente por un proceso fisiológico. Esto indica que la creencia en la propia habilidad para responder a las sugestiones es un factor clave en la respuesta a las sugestiones (Yeates, 2002). Por eso una inducción puede ser una forma de hacer creer al sujeto que está ya respondiendo a sugestiones.

Las sugestiones tienen un papel ya en la inducción y son fundamentales en la aplicación de la hipnosis, por tanto, es fundamental saber cómo hacerlas más efectivas.

Las sensaciones que llevan a actuar al sujeto se pueden ver como autosugestiones que permanecen inconscientes. La repetición puede llevar a establecer un pensamiento como autosugestión.

Como sugerir

Yeates (2002) da una serie de ideas fundamentadas de cómo sugerir. A continuación se muestran las más importantes.

Es productivo considerar las sugestiones como directivas que se dan a sujetos que quieren cooperar. Por eso, es conveniente que la sugestión se dé de tal forma que:

  1. Que sobrepase el escrutinio crítico de la mente consciente del sujeto.
  2. Su forma se estructure de manera que sea claramente entendible.
  3. Su contenido dirija al sujeto inequívocamente al objetivo buscado.

Badouin (citado por Yeates, 2002) propone las siguientes leyes de la sugestión:

  1. La ley de la atención concentrada. Cuando se concentra la atención del individuo en una idea particular una y otra vez, esta idea tiende a realizarse de forma espontánea y no voluntaria.
  2. La ley de la emoción auxiliar. Una sugestión ligada a una emoción fuerte y poderosa es más probable que se siga. Baudouin ofrece ejemplos de asustarse o de la amnesia temporal en los que se examinan.
  3. La ley del esfuerzo inverso. Cuando una idea se impone a sí misma en la mente hasta tal punto que da lugar a una sugestión, todos los esfuerzos que los sujetos hagan para contrarrestar la sugestión no solamente no conseguirán su efecto, sino que realmente actuarán en contra de los deseos conscientes del sujeto y tenderán a intensificar la sugestión. Esta ley indica al sujeto que cuanto más se oponga menos lo va a conseguir. Es un buen método para que el sujeto deje cualquier resistencia.
  4. La ley de la teleología subconsciente. Cuando el fin se ha sugerido el subconsciente encontrará un camino para llegar a él. Se avisa al sujeto de que no haga esfuerzos conscientes para conseguir el fin sugerido. Será el propio inconsciente quien se encargará de alcanzar el objetivo. El hipnotizador no debe sugerir ningún medio físico ni psicológico para alcanzar ninguno de los objetivos propuestos.

Cuando se sugieren cosas al inconsciente del sujeto (con la exclusión de su mente consciente), es contraproducente ofrecer sugestiones que sean complejas lingüísticamente, equívocas y/o ambiguas porque su mente consciente deberá estar continuamente activa para procesarlas, lo que hará difícil, si no imposible, la hipnosis.

Puesto que la hipnosis implica un “contrato para que el sujeto siga las sugestiones que da el hipnotizador, las sugestiones más productivas serán aquellas que se puedan seguir fácilmente, es decir, aquellas que:

  1. Se construyen con una frase afirmativa en su forma y contenido.
  2. No se sugiere un objetivo negativo o la ausencia de algo (va contra la ley del esfuerzo inverso).
  3. Se sugiere activamente el objetivo positivo de la presencia de alguna otra cosa como la calma, surtirá efecto de acuerdo con la ley de la teleología subconsciente.

De acuerdo con la ley de la teleología subconsciente, el contenido de las sugestiones tendría que ser simple y en ellas:

  1. La situación actual sería identificada descrita cualitativamente en términos de la experiencia que tienen los sujetos de la situación.
  2. El polo opuesto de esa experiencia sería identificado y descrito (otra vez en términos cualitativos), es decir, lo que se pretende conseguir y
  3. Se construye una secuencia ordenada de directivas, expresadas en términos cualitativos, orientada hacia establecer los objetivos.

Para saber si una sugestión está bien hecha podemos utilizar el test del “mucho más” a la palabra sugerida le anteponemos las palabra “mucho más” si lo que resulta es positivo, la sugestión es adecuada, si lo que resulta es contraproducente o no puede hacerse, la sugestión es inadecuada y hemos de buscar el polo opuesto para sustituir la palabra.

Ejemplo de inducción de la hipnosis:

Mantén tus manos separadas entre 20 y 30 cm. Está bien. Para comunicarnos con tu inconsciente vamos a dejar que se manifieste el mismo. Ahora, si tu inconsciente quiere asistirte para ponerte en trance, entonces encontrarás que esas manos se juntan. Si tu inconsciente tiene alguna objeción con la tarea que se le propone las manos se separarán.  Son movimientos que no hace tu mente consciente, sino que es tu inconsciente quien las moverá. Puede que se queden quietas porque no quiera tu inconsciente que sepas su postura respecto a la tarea. Con este lenguaje simple estableces un método para que el inconsciente se relacione con tu consciente: si las manos se separan no le gusta la tarea, si las manos se juntan está de acuerdo.

El hipnotizador se va dando cuenta de los movimientos de las manos del sujeto mientras ofrece sugestiones de relajación coincidiendo con las exhalaciones del sujeto. Asociará las manos tocándose con un estado de trance profundo. Una vez que se haya alcanzado el estado de trance, ofrecerá las sugestiones que necesita terapéuticamente.

Más que un trance formal el terapeuta:

  1. Desarrolla su sensibilidad a los cambios de estado del paciente y los utiliza para formular de forma convincente la experiencia del paciente al servicio del resultado terapéutico deseado.
  2. Utiliza un lenguaje preciso y consistente para apoyar los resultados terapéuticos que busca el paciente.
  3. Reconoce y permite un espacio para que el paciente pueda interpretar de forma espontánea los cambios de estado que está experimentando y que le pueden permitir entender algo más su problema.

La conversación tiende a que el sujeto tenga en cuenta su inconsciente, para que le deje el control en lugar de cogerlo él. Es decir, se trata de hacerle ver en la conversación que su cuerpo va cambiando y que eso significa que el inconsciente toma el control sin tener él que hacer ningún esfuerzo para lograrlo.

Bibliografía: enlaces sobre hipnosis

 
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